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Juan José Arreola

No sólo es un escritor fundamental en la historia de la literatura mexicana, sino que su presencia en el mundo editorial, en la televisión, así como en la docencia, lo hizo un personaje conocido por amplios sectores sociales..

Una feria para Juan José Arreola

En el centenario de su nacimiento

 

Una feria para Juan José Arreola. En el centenario de su nacimiento Juan José Arreola no sólo es un escritor fundamental en la historia de la literatura mexicana, sino que su presencia en el mundo editorial, en la televisión, así como en la docencia, lo hizo un personaje conocido por amplios sectores sociales.

 

Figura imprescindible para el crecimiento y fortalecimiento de la cultura en México por su trabajo en la formación de la nueva generación de escritores, por su participación en los medios de difusión, revistas, libros y programas culturales de televisión.

 

Juan José Arreola fue conocido por toda una generación como uno de los escritores más indefinibles y apasionantes de la cultura mexicana, su legado y aún sólida presencia en la cultura nacional sigue vigente a 100 años de su natalicio.

 

El autor confesaba que nunca terminó la educación primaria, pero, así como aprendió el francés con sólo ver películas, también adquirió fuera de los salones de clase una asombrosa cultura literaria, a la par de desempeñar los más singulares oficios: vendedor de tepache, criador fracasado de gallinas, vendedor de zapatos, recitador de cuentos en plazas públicas, y más adelante, profesor de francés, traductor, impresor y corrector de pruebas en el Fondo de Cultura Económica.

 

Hablar de Arreola es hablar de un mundo de referencias literarias universales, es evocar la pasión por el lenguaje en su máxima posibilidad expresiva, en su sonoridad y sus sentidos recónditos, es revivir el deleite por la forma, experimentar el placer del ingenio, la risa y la vitalidad; Arreola es memoria, es depositario de una larga tradición con la que juega, a la que recrea y enriquece.

 

Arreola nació en Zapotlán el Grande, hoy Ciudad Guzmán, Jalisco, el 21 de septiembre de 1918; fue el cuarto de catorce hijos que procrearon Felipe Arreola Mendoza y Victoria Zúñiga. Después de un largo ir y venir por distintas partes del país y del mundo: Zapotlán, Guadalajara, Colima, Ciudad de México, París, volvió a Guadalajara, donde murió el 3 de diciembre de 2001.

Para Arreola la escritura era juego: partes iguales de entusiasmo y libertad.

Concebía prosas ficticias como aparatos lúdicos; se divertía con ellos; los dejaba por otros, sustancialmente distintos, a fin de no aburrirse; congregaba cómplices; recolectaba las piezas, las reconocía, las recombinaba.

Ese espíritu inquieto e inquisitivo, esa libertad que le extendió cartas de ciudadanía universal y esa potencia inventiva, regida por el oficio y el afán de perfección, dan a Arreola un lugar sobresaliente en las letras nacionales.

La Biblioteca de México lo recuerda y celebra su imprescindible legado mediante esta exposición.

Nuestros usuarios y el público en general encontrarán aquí una selección de libros, revistas, imágenes y documentos —provenientes del acervo de la propia Biblioteca— que dan cuenta de la labor de Arreola como autor, editor, traductor y maestro de varias generaciones de narradores mexicanos. Están aquí las primeras ediciones de su obra escrita, pero también las transcripciones publicadas de su nutrida obra oral, así como muestras atractivas del trabajo editorial que desplegó en distintas épocas, ejemplos de los libros que trajo al español desde otros idiomas y una selección de estudios críticos en torno a sus textos. Destacamos, también, algunas páginas de dedicatorias que nos asoman a la faceta social del quehacer literario del autor.

 

Para armar su biografía, hemos buscado emular la estructura de la única novela de Arreola, La feria. En esta obra fragmentaria, varias docenas de voces se dan cita y se alternan para ir conformando, con los más variados tonos, un retrato hablado, colorido y múltiple, de Zapotlán el Grande, hoy Ciudad Guzmán, Jalisco, donde nació el escritor. Son indígenas, hacendados, niños, sacerdotes, mujeres, comerciantes, agricultores, médicos, empleados y otros muchos personajes que refieren sus propias historias y las ajenas hasta integrar un mosaico fascinante de la vida y la historia del pueblo, con sus glorias y desgracias.

De manera semejante, esta exposición cuenta y valora la vida y la obra del escritor jalisciense no a través de un texto ordenado y lineal, sino de muchas voces fragmentadas que, conforme se suceden, van integrando un retrato nutrido y plural del prosista mexicano. Se trata, en este caso, de la voz intermitente del propio autor que se alterna vivamente con las voces de otros escritores, críticos, amigos de la infancia y de la vida adulta, familiares y conocidos que toman la palabra y la ceden hasta entregar un perfil polifónico de Arreola.

 

Aquí, como en La feria, las viñetas del maestro Vicente Rojo sirven para ilustrar y para separar los fragmentos. Los numerosos autores de los textos reunidos a manera de voces han sido debidamente identificados no al pie de cada una de las partes, lo que hubiera interrumpido el flujo del texto entero, sino en las hojas de referencias que lo acompañan, conforme a la secuencia de las llamadas.

La Dirección General de Bibliotecas se suma, a través de esta Biblioteca, al amplio programa de actividades que, a lo largo de 2018, está desarrollando la Secretaría de Cultura —junto con muchas otras instituciones públicas y particulares— para recordar y celebrar de la mejor manera, difundiéndola, la herencia literaria de un gran prosista de la lengua española.

Ignacio Ortiz Monasterio