Nacido en la Ciudad de México el 4 de mayo de 1938. Gran observador de los problemas del país, se le consideró uno de los mejores exponentes de la crónica. Su obra lo hace un escritor universal, ensayista, historiador, novelista crítico de arte, de cine, lo llevó a ser de forma indiscutible un referente para conocer los cambios de la sociedad y de la cultura popular.
La exposición Carlos Monsiváis: El hacedor de libros, el cronista de la ciudad, da cuenta de la afición del cronista, ensayista y narrador por coleccionar libros como objetos, pero también de cómo eran fuente constante de consulta para todas sus investigaciones.
Se exhibieron más de 40 libros de su autoría y alrededor de 10 que hizo en colaboración con Julio Scherer García, José Emilio Pacheco, Carlos Pellicer, entre otros. La totalidad de la obra que se exhibió se encuentra en los fondos de la Biblioteca de México, y se presentará en la Galería Zabludovsky y en el Patio de los Escritores de la Biblioteca de México.
Algunas de las obras que pudieron observarse son: A ustedes les consta, Los mil y un velorios, El 68, Protestantismo, diversidad y tolerancia, entre muchas otras. Hablar de Carlos Monsiváis, es hablar de uno de los últimos intelectuales del México moderno, de ese que podía hablar con cualquiera de cualquier tema, y seguir siendo Monsiváis. Podía caminar por la Lagunilla, por el centro de la Ciudad, por San Ángel, por la Zona Rosa buscando un libro, una antigüedad, un artilugio, para después terminar desayunando en el Péndulo y pedir unos Huevos a la Monsiváis; charlar horas sobre algún tema (casi siempre de México moderno y de lo mal que estaba), de su ciudad, de una obra de teatro, de un cómic, de una película y podía seguir siendo Monsiváis, sin pretexto, sin excusa, sin consideraciones.
Para entender y dimensionar lo que Carlos Monsiváis es dentro del mundo cultural de México hay que dar una mirada a su infancia y juventud. La disciplina que fue adquiriendo en la escuela dominical de su iglesia, para estudiar La Biblia y memorizarla, lo incentivó a acercarse a la lectura. Monsiváis se volvió a corta edad un lector implacable. Lo acompañaban entre otros El tesoro de la juventud, autores como Alejandro Dumas, Emilio Salgari, o Sir Arthur Conan Doyle, los comics americanos y las historietas mexicanas, al mismo tiempo que devoraba el cine de aventuras y los programas de radio. Y de ahí surge la afición por escribir pequeños poemas, cuentos, historias, pero sobre todo lo lleva a colaborar y a participar en la edición de gacetas y folletines de su iglesia y con ello asistir a eventos religiosos de todo el país y algunos otros a nivel internacional. De manera paralela, Carlos se convierte en un buen estudiante, siempre adelantado. Era –como él lo dijo- simplemente “un matado”.
La inauguración de la muestra se llevó a cabo el miércoles 9 mayo a las 18:00 horas y permaneció abierta del 9 de mayo al 8 de julio en el recinto de La Ciudadela.